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Tejeda de Tosande: un bosque milenario entre montañas y silencio

  • Foto del escritor: Raquel González Roldán
    Raquel González Roldán
  • hace 3 horas
  • 4 Min. de lectura

A apenas 6 km de Cervera de Pisuerga, en dirección Guardo por la carretera C-626, se encuentra uno de los tesoros naturales mejor guardados de la Montaña Palentina: la Tejeda de Tosande.


Este enclave natural destaca como una de las mayores concentraciones de tejos de la península ibérica. Se encuentra en el corazón del Parque Natural Fuentes Carrionas y Fuente Cobre-Montaña Palentina, concretamente en la Sierra de la Peña, dentro del término municipal de Dehesa de Montejo.


La Tejeda de Tosande es una de las mayores concentraciones de tejos de la península ibérica.
La Tejeda de Tosande es una de las mayores concentraciones de tejos de la península ibérica.

Este mágico rincón, accesible desde un aparcamiento perfectamente visible al borde de la carretera, da comienzo a una ruta de senderismo de 9,5 km que te adentra en un valle de praderas abiertas, bosques frondosos y un conjunto único de árboles milenarios.



Algunos ejemplares de Tejo pueden superar el milenio de vida
Algunos ejemplares de Tejo pueden superar el milenio de vida

¿Qué es un tejo?


El tejo (Taxus baccata) es un árbol con siglos de historia y cierto aire misterioso. De crecimiento lento y longevidad extraordinaria, algunos ejemplares pueden superar el milenio de vida. Sus hojas son perennes y tóxicas, y curiosamente, debajo de su copa no crece vegetación alguna, debido a los compuestos químicos que libera. También es una especie sensible a las alteraciones de su entorno, por lo que su conservación en lugares como Tosande es una auténtica joya botánica.


La ruta: naturaleza en estado puro


Distancia: 9,5 km

Duración: entre 3 y 4 horas

Dificultad: media (por el desnivel y tramos resbaladizos)


Desde el aparcamiento, un cartel explicativo marca el inicio del sendero. Los primeros kilómetros discurren suavemente por el Valle de Tosande, entre rocas, praderas y encuentros con vacas pastando libremente. La tranquilidad es total: no es una ruta masificada (en nuestra visita coincidimos con solo 6-9 personas), por lo que es perfecta para conectar con la naturaleza.


A unos 4 km, el camino gira a la izquierda y comienza el ascenso por un hayedo espectacular, con un desnivel de unos 400 metros. Aunque el sendero ha sido mejorado en los últimos años, sigue conservando su carácter salvaje: ramas, piedras sueltas y hojas caídas pueden dificultar el paso, especialmente en días húmedos.


Una de las infografías de la ruta
Una de las infografías de la ruta

Además, a medida que se asciende se nota la altitud: la respiración se acelera, y conviene parar cada cierto tiempo para aclimatarse. La señalización en esta parte del recorrido es algo escasa y puede verse tapada por la vegetación, así que es importante estar atentos.


La Tejeda: un bosque de leyenda


La recompensa al esfuerzo es imponente: unos 400 tejos gigantescos, algunos de ellos con hasta 3 metros de circunferencia y más de 1000 años de antigüedad, repartidos en una ladera como si hubieran sido colocados con una intención sagrada. Muchos presentan marcas de rayos, ya que estos árboles tienden a atraer tormentas eléctricas.


Gracias a medidas de protección recientes (como pasarelas de madera y mallas de acero), se preserva su regeneración frente al pisoteo turístico y la presión de herbívoros como ciervos y corzos, que se alimentan de sus brotes.


En esta parte de la ruta, una escalinata de madera facilita el avance por el interior del bosque y lleva al visitante hacia un mirador que ofrece vistas majestuosas, ideales para descansar antes de iniciar la bajada.


Vistas desde la parte más alta del recorrido.
Vistas desde la parte más alta del recorrido.

El descenso: cuidado con el terreno


La bajada, que completa el itinerario circular, no está exenta de dificultad. Tramos en zigzag, suelos resbaladizos por hojas y humedad, y zonas actualmente en obras de restauración (agosto 2025) obligan a extremar la precaución, sobre todo en un tramo de casi 1 km de fuerte pendiente.

Una vez alcanzado el fondo del valle, queda aún un trayecto de unos 3,5 km hasta el aparcamiento. Atención especial a un cruce con bifurcación: para regresar correctamente, debes tomar el camino de la izquierda.


Además de ganado, durante el recorrido es posible avistar corzos, jabalíes o ciervos.
Además de ganado, durante el recorrido es posible avistar corzos, jabalíes o ciervos.

¿Cuándo hacer esta ruta?


Primavera: el valle florece y la vida silvestre es más activa.

Otoño: el hayedo y los robledales ofrecen un espectáculo de hojas doradas que convierten el paisaje en un cuadro.


Se recomienda evitar los días calurosos por la exigencia física de la subida y bajada, y llevar calzado de montaña adecuado.



Flora y fauna


Durante el recorrido es posible avistar corzos, jabalíes, ciervos, e incluso águilas culebreras, búhos o pájaros carpinteros. Las mariposas abundan en las praderas bajas, al igual que diversas especies florales como orquídeas, hepáticas, heleboros, o euforbias.

En cuanto a vegetación, destacan:


  • Tejo (Taxus baccata)

  • Haya (Fagus sylvatica)

  • Roble albar y rebollo

  • Encina, acebo, avellano, espino albar y mostajo

  • Retamas y escobares



Ermita románica de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar
Ermita románica de Santa Cecilia de Vallespinoso de Aguilar

¿Y después qué podemos ver?


Completa esta experiencia con una visita al románico palentino, una de las joyas arquitectónicas más singulares del norte de Castilla. Iglesias, ermitas y monasterios salpican esta comarca silenciosa y acogedora, haciendo de la visita un viaje completo al pasado.


Eremitorio rupestre de San Vicente
Eremitorio rupestre de San Vicente

En el mismo término municipal de Cervera destaca el Eremitorio rupestre de San Vicente, uno de los monumentos más singulares de la provincia.


Colegiata de San Salvador de Cantamuda. Foto: José Daniel Navarro.
Colegiata de San Salvador de Cantamuda. Foto: José Daniel Navarro.

También, a unos 15 kilómetros al norte, se encuentra la colegiata de San Salvador de Cantamuda, un magnífico ejemplo de las maravillas de la arquitectura románica.


Mirador de Piedrasluengas
Mirador de Piedrasluengas

Y no podemos irnos de esta bella comarca sin disfrutar de su paisaje montañoso a lo grande. En este aspecto, el mirador de Piedrasluengas brinda al viajero el escenario perfecto.



✅ Consejos finales


Lleva agua y comida ligera.

Usa calzado de montaña y bastones si es posible.

Atención al camino en obras.

No olvides una cámara de fotos: ¡este bosque lo merece!

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