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Foto del escritorDaniel González

Campaspero, villa blanca como la piedra

Situado a 55 km de Valladolid, cercano a Cuéllar y capital de la comarca de la Churrería de Castilla, Campaspero es un pueblo donde no solo sirve la vista, necesitas saber e impregnarte de la esencia que desprende, pues detrás del pueblo hay una emulsión de tradiciones y curiosidades que lo hacen único a los sentidos de los forasteros.


Campaspero pueblo
Pueblo de Campaspero. Foto: EnPueblo

Los comienzos de la villa se deben a la repoblación del siglo XI en el Valle de Duero, en torno al convento de Santa María de Oreja, actualmente en ruinas. Hasta el siglo XVIII, Campaspero no era más que una aldea con no más de 20 familias; fue el abandono de Minguela, un pueblo cercano, la construcción de una nueva iglesia y la reputación de la piedra campasperana lo que provocó su progresivo crecimiento, superando los 2000 habitantes a mediados del siglo XX.


El forastero observará en su paseo por el pueblo una monocromática tendencia hacia el color blanco en sus calles. Cuando se habla de Campaspero no se debe obviar su famosa y antiquísima piedra, que no solo decora los edificios de la localidad, sino que también se ha empleado en otros emblemáticos monumentos históricos, como el castillo de Peñafiel y el de Cuéllar, la fachada de la Universidad de Valladolid o de la admirada Iglesia de San Pablo, también en la capital vallisoletana.

Cantera de Campaspero
Cantera de Campaspero. Foto: EnPueblo

La cantería de Campaspero, en la actualidad, sigue siendo el principal sector industrial de la localidad, que aglutina casi en su totalidad el trabajo de la piedra en el provincia de Valladolid. Este castizo oficio no pasa desapercibido en Campaspero, que a los largo de su historia ha mantenido a numerosas familias y ha conformado una tradición que sitúa a esta localidad en el mapa turístico, con el único Museo de la Piedra de Castilla y león ubicado en las antiguas escuelas de la localidad. En él se muestran el proceso de extracción y selección de piedras y su tratamiento antes de ser utilizadas, así como otras muestra de piedra de Castilla y León


Iglesia de Campaspero
Iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Foto: EnPueblo

Este protagonismo de la piedra se debe al zócalo calizo de más de 30 metros de grosor sobre el que se asiente la localidad, y que hace muy costoso la construcción de bodegas privadas. La piedra campasperana decora también la Iglesia barroca del siglo XVIII de Santo Domingo de Gúzman que se encuentra en el centro del pueblo, junto al ayuntamiento.


Cuando el forastero pasea por las calles de Campaspero observa embelesado, la notable y elegante prestancia de sus edificios, todos ellos conformando corrientes de piedra blanca reluciente que desembocan en la Plaza de Santo Domingo y la Plaza Mayor, corazón de la vida del pueblo.


El forastero no percibirá a simple vista otros detalles que un campasperano orgulloso bien sabe. No sabrá que la localidad es la más alta de la provincia de Valladolid,  debido a su situación privilegiada sobre los páramos conocidos como “los altos de la mula”. Tampoco será consciente con la vista, del famoso recorrido gastronómico de la localidad, con su famoso lechazo churro, del que se afirma y no se exagera es “el mejor de todo España“.


Mannix Campaspero
Restaurante Mannix de Campaspero, famoso por su lechazo. Foto: EnPueblo

Si el forastero conociera a un campasperano de sangre, este se apellidará García, de lo contrario este no sería campasperano de nacimiento. Se podría decir que de rodarse una película con el recurrente título de “Ocho apellidos campasperanos”, esos ocho apellidos serán García, y quizás se cuele un Hernando, Arranz o Soria. Esta peculiaridad tiene su origen en la práctica de la endogamia por el aislamiento geográfico de la localidad en el pasado.


El forastero quizás no llegue a conocer con  plenitud este pintoresco pueblo de la Churrería castellana, pero si será consciente de la inconfundible belleza de la vida rural que impregna en su ambiente. En Castilla y León tenemos un incalculable patrimonio rural conformado por tradiciones populares y una larga historia del que nosotros como ciudadanos no somos conscientes. Puede que no tenga el atractivo de los grandes enclaves turísticos, pero lugares como Campaspero no viven del atractivo de la vista, van más allá y guardan bajo una apariencia humilde una realidad muy profunda, tan valiosa como única.



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