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Foto del escritorJosé Daniel Navarro

Palencia: Las catedrales de Tierra de Campos

Inmensas planicies, levemente onduladas, se extienden por las provincias de Valladolid y Palencia, asomándose brevemente a tierras leonesas y zamoranas. Tal vez sea en Palencia donde el paisaje terracampino adquiere su máxima expresión y muestra toda su esencia: amplias tierras cubiertas de cereal que van cambiando sus tonos con el correr de las estaciones del año, caminos que se pierden en el horizonte, riachuelos que serpentean escoltados por filas de esbeltos álamos blancos... y, al fin, la imponente pared de la Cordillera Cantábrica a menudo cubierta de blanca nieve.



Perfil de Támara de Campos con la iglesia de San Hipólito a la izquierda de la imagen


Si en los siglos XII y XIII la repoblación de la Montaña Palentina motivó la construcción de los templos románicos que ya vimos en una de nuestras anteriores rutas, será durante el XIV, XV y XVI cuando la actividad económica y la pujanza social se traslade más al sur, aprovechando las buenas condiciones para el cultivo y la existencia de pastos. Los pueblos de Tierra de Campos crecieron y sus iglesias también se hicieron más grandes o se construyeron de nueva planta, al tiempo que se llenaban de obras devocionales financiadas por los más diversos patronos.


Hoy nos adentramos en este solar palentino para visitar algunas de esas iglesias, cuyo tamaño, calidad de construcción y abundancia y riqueza de ornamentos las convierte prácticamente en catedrales. Las Catedrales de Tierra de Campos.





1ª Parada: Autillo de Campos. Iglesia y torre


Iglesia y torre. La parroquia de Santa Eufemia cuenta con una particularidad: iglesia y torre se encuentran separadas, sin formar edificio, al contrario de lo habitual. Según cuentan, esto era motivo de chanza por parte de los pueblos vecinos, aunque nuestras dudas al respecto se disipan cuando accedemos al interior del monumental edificio, que ya da pistas de su grandiosidad incluso visto desde la distancia.





Se trata de una iglesia clasicista, levantada entre 1591 y 1603 bajo el patronazgo de Don Francisco de Reinoso (1534-1600), influente eclesiástico que llegaría a ser obispo de Córdoba. Cuenta con una nave de tres tramos, con coro alto a los pies y cabecera recta con los sepulcros de los Reinoso. También posee capillas entre los contrafuertes. El cantero Pedro de Sierra y el albañil Alonso de Santiago contribuyeron a su construcción.



Santa Eufemia. Interior de la cabecera y del crucero.
Se trata de una iglesia clasicista, levantada entre 1591 y 1603 bajo el patronazgo de Don Francisco de Reinoso (1534-1600), influente eclesiástico que llegaría a ser obispo de Córdoba.




Levantada en sillería, mampostería, yeso y ladrillo, se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos. La fachada principal, de porte severo, data del XVIII, y junto a ella se levanta el campanario, con los dos cuerpos inferiores de piedra y el resto de ladrillo. Se remata con chapitel y linterna. En el interior, destaca por la colección de retablos barrocos. El mayor es de madera policromada y dorada, con la imagen de la titular. La sillería coral es obra del ensamblador vallisoletano Pedro de Baamonde (1732).




2ª Parada: Fuentes de Nava. La Estrella de Campos


Desde la lejanía, la acusada verticalidad de la torre campanario de la iglesia de San Pedro se contrapone a la monótona horizontalidad del terreno, y permite ubicar a Fuentes de Nava desde la distancia. Como "Estrella de Campos" se conoce a esta torre, con cuatro cuerpos labrados en buena sillería levantados a partir de 1565 siguiendo las trazas de Alonso de Pando.





La propia iglesia no se queda atrás en cuanto a calidad y empaque. Su construcción se llevó a cabo entre los siglos XV y XVI. Cuenta con tres naves cubiertas con bóvedas de arista que apoyan sobre pilares cuadrados. La cabecera se cierra con bóveda e crucería con emblemas en sus claves.


Como "Estrella de Campos" se conoce a esta torre, con cuatro cuerpos labrados en buena sillería levantados a partir de 1565 siguiendo las trazas de Alonso de Pando.


El contenido mueble del templo es de gran variedad y riqueza. El retablo mayor es obra de Juan de Valmaseda en lo tocante a la escultura, mientras que las tablas pintadas se deben al buen oficio de Juan de Villoldo. Data del siglo XVI, al igual que la pintura del Santo Entierro, obra de Alonso Berruguete, situado en la parte inferior de este retablo principal. La iglesia asimismo cuenta con varias capillas interesantes, como la de los Ramírez, con un retablo barroco dedicado a San Agustín, o la de la Inmaculada, con la Virgen del Rosario y un Calvario gótico. También posee órgano, construido por el maestro Tadeo Ortega en 1787.





En Fuentes de Nava tampoco debemos perdernos la Iglesia de Santa María, una de las sedes del museo territorial "Campos del Renacimiento", y la espectacular techumbre de carpintería policromada que cubre su nave principal.




3ª Parada: Becerril de Campos. Corazón renacentista


Becerril de Campos cuenta con un importante legado patrimonial datado entre los siglos XV y XVII, indicativo del papel central que desarrolló esta villa durante aquella época. A pesar de que algunas de sus iglesias nos han llegado en ruinas, todavía conserva importantes muestras de arquitectura religiosa. La iglesia de Santa Eugenia, situada en la principal plaza de la localidad, es la que ostenta el rango parroquial.



Iglesia de Santa Eugenia desde la plaza


Fue proyectada por Rodrigo Gil de Hontañón y levantada por el aparejador Alonso de Pando. Aprovecha parte de los muros de un edificio anterior y está construida en buena piedra de sillería, excepto la última fase, ya de ladrillo y datada en los primeros compases del siglo XVII. El interior cuenta con tres naves cuyas bóvedas se levantan a la misma altura en todas ellas (planta de salón), divididas en dos tramos. El crucero precede a un presbiterio de traza poligonal, al que se adosan dos capillas cuadradas a ambos lados. Las bóvedas son de arista en la nave y capillas, decoradas con yeserías, del XVII, mientras que una cúpula oval cierra el crucero. Todas ellas apean sobre pilares cilíndricos en su base y de fuste fasciculado.



Bóvedas de arista con yeserías barrocas de la iglesia de Santa Eugenia


Proyectada por Rodrigo Gil de Hontañón y levantada por el aparejador Alonso de Pando, aprovecha parte de los muros de un edificio anterior y está construida en buena piedra de sillería.

Al exterior, la portada es gótica, reaprovechada del templo preexistente. La torre, en origen del siglo XV, se hundió hacia 1970 y fue rehecha en ladrillo siguiendo las trazas de la primitiva.





Cuenta con un nutrido patrimonio artístico, tan propio como precedente de otras iglesias vecinas: Destacan diversas esculturas de finales del siglo XV y primeros del XVI de Alejo de Vahía, un Crucifijo de la escuela de Juan de Valmaseda (s. XVI), escultura de Virgen con el Niño de Juan de Juni (s. XVI) y retablo mayor, barroco, de Santiago Carnicero (1688).




4ª Parada: Amusco. El "Pajarón" de Campos


Como una gigantesca ave a punto de alzar el vuelo. Así se observa la fábrica de la iglesia de San Pedro sobre los tejados pardos de Amusco, y de ahí el apelativo popular por el que tradicionalmente se la conoce. El templo ocupa el lugar de otro anterior, del cual se han conservado sendas portadas románicas del siglo XIII reutilizadas en un edificio nuevo, de porte y sobriedad barrocas, levantado en el siglo XVII.



Iglesia de San Pedro vista desde la plaza


Cuenta con una nave cuyas bóvedas apoyan sobre pilares de orden toscano adosados a los muros laterales. Estas bóvedas, de arista, se cubren con yesería barrocas debidas a Felipe Barrojo, que las ejecutó hacia 1678. La capilla mayor se cierra con cúpula muy rebajada, asentada sobre pechinas con relieves de los Evangelistas. A los pies cuenta el templo con coro alto, y una monumental espadaña estructurada en cuatro cuerpos. Todo el edificio está construido con piedra sillar.





Las bóvedas, de arista, se cubren con yesería barrocas debidas a Felipe Barrojo, que las ejecutó hacia 1678.

Entre el patrimonio mueble destacamos el retablo mayor, barroco, sobredorado. Es obra de Francisco Tejedor, y fue dorado por Gabriel Fernández. Se terminó en 1770. Cuenta con cinco calles separadas por columnas corintias. La central está presidida por el santo titular, San Pedro en Cátedra. Además de otros retablos barrocos, hay que hacer mención al órgano, del XVIII y a la sillería coral, obra de Francisco Esteban Collantes, de 1789.





En Amusco podemos completar la visita con la ermita de Fuentes, situada a las afueras de la población, y que por su tamaño es una verdadera iglesia. Es tardorrománica, del siglo XIII, con tres naves, crucero y tres ábsides, y cubierta con bóvedas de crucería. Levantada toda ella en piedra de sillería, posee además buenas portadas de arquivoltas apuntadas.






Piña de Campos. Del gótico al barroco


Piña de Campos se asienta al borde la antigua carretera de Palencia a Santander, y tuvo que ser población amurallada: todavía conserva una de sus puertas, coronada por una esbelta torrecilla, a través de la cual se accede a la plaza principal. La iglesia de San Miguel queda algo más retirada, y destaca por lo aparatoso de su volumen prismático y su torre de reminiscencias románicas.



Vista general de la iglesia de San Miguel


Estamos ante un edificio fruto de diversas fases constructivas. Se inicia su fábrica en el siglo XIV, y tres siglos más tarde todavía se estaba trabajando en ella. El XVI es la época que nos aporta mayor documentación: por entonces sabemos que las obras estaban dirigidas por Juan de Arce.





Se conserva la caja barroca del primitivo órgano, cuyos tubos desaparecieron, fruto de un extraño robo, en la década de 1950.

Se trata de un edificio de tres naves con bóvedas apuntadas de crucería que apena sobre pilares fasciculados. Cuenta con un ábside poligonal, con sendas capillas a los lados cerradas con rejas forjadas. A los pies se alza el coro alto, con sillería de madera de nogal y facistol. Se conserva la caja barroca del primitivo órgano, cuyos tubos desaparecieron, fruto de un extraño robo, en la década de 1950.



Interior de las naves desde el coro alto


El retablo mayor es obra de Santiago Carnicero, de 1692, dorado cinco años más tarde por Lucas de la Concha. Lo preside un tabernáculo que acoge a la talla medieval de la Virgen de la Piedad. En la capilla del lado de la Epístola se encuentra un retablo renacentista con pinturas de Villoldo, mientras que en su opuesta del Evangelio, el retablo, barroco, cuenta con tres lienzos de Vicente Carducho. El templo cuenta con un pequeño museo de arte sacro, con tallas, vestimentas y objetos litúrgicos.



Támara. La Catedral de Campos


La iglesia de San Hipólito el Real se empieza a construir a mediados del siglo XIV, aunque el grueso del edificio que hoy podemos admirar data de los siglos XV y XVI. Está dividido en tres naves paralelas, separadas por diez pilares de núcleo cilíndrico a los que se adosan semicolumnas que se prolongan en los nervios de las bóvedas, de crucería. Posee tres ábsides, con ventanas apuntadas, sostenidos al exterior por poderosos contrafuertes.



Cabecera de la iglesia de San Hipólito el Real


A los pies cuenta con coro alto a los pies de la nave principal, gótico, obra probable de Simón de Colonia. Se accede a él por escalera en espiral enroscada en una columna y se asienta en arco rebajado, angrelado. Posee numerosos relieves y figuras de bulto: un apostolado, la Anunciación o el Padre Eterno, además de un escudo de los Reyes Católicos sostenido por sendos ángeles tenantes. Junto a este coro se encuentra el órgano, del siglo XVIII, y famoso por su situación, prácticamente en equilibrio sobre una columna. Es obra de Agustín Moreno de la Rosa.






El templo posee también una excepcional colección de hasta diez retablos barrocos, destacando el retablo de la capilla mayor, obra de Fernando de la Peña (1691).

Del exterior, además del ingreso norte, con seis arquivoltas y cubierto con pórtico techado con bóveda de crucería, destaca el campanario, rehecho a comienzos del siglo XVII tras venirse abajo el anterior. Se construyó entre 1608 y 1614 por Juan de la Lastra y Pedro Cabanzo, en austero lenguaje clasicista. Posee planta cuadrada y cuatro cuerpos de altura, y se remata por un nutrido grupo de pináculos. Entre sus relieves aparece un escudo de los Reyes Católicos y la imagen de San Hipólito a caballo.





Piezas importantes son la pila bautismal y el púlpito, de hacia 1500, con yeserías caladas, policromadas, y vinculadas a la obra de Alonso Martínez de Carrión. El templo posee también una excepcional colección de hasta diez retablos barrocos. Destaca el retablo de la capilla mayor, obra de Fernando de la Peña datada en 1691. Consta de cinco calles separadas por columnas de orden corintio. En la central aparece el santo titular, San Hipólito, a caballo. También aparece aquí la imagen de Fernando III el Santo, que nos recuerda el patronazgo real del templo. Este presbiterio se cierra con una reja de 1565, obra del palentino Francisco Osorno.


Y en Támara de Campos despedimos nuestra excursión de hoy. Te dejamos aquí abajo el mapa de la ruta, que esperamos que te animes a hacer y a contarnos qué te han parecido estas excepcionales Catedrales de Campos.








Rutas del programa


Te recordamos que la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León, ha puesto en marcha el Programa de Apertura de monumentos 2023, estructurado en diecisiete programas temáticos que te estamos desgranando mediante rutas a lo largo de estas semanas estivales.


El horario de los monumentos, entre los que se incluyen las iglesias aquí descritas, es de 11:00 a 13:30 y de 17:00 a 20:00 horas, salvo lunes, hasta el próximo 10 de septiembre.



1 टिप्पणी


Luisa Carretón
Luisa Carretón
10 अक्तू॰ 2023

Precioso reportaje. Solo falta el templo de Lantadilla, que hace años fue considerada dentro de la Ruta de las Catedrales como viene en documentos del Instituto Tello Tellez de Meneses. Gracias

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