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Foto del escritorRaquel González

Endúlzate con 9 postres típicos de Castilla y León

En una ocasión ya os hablamos de los platos más reconocidos de nuestra Comunidad. Comidas contundentes, que demuestran la rica gastronomía de la que puede presumir Castilla y León. Pero en este artículo vamos a centrarnos en la parte más dulce. Así que, si tienes hambre, te recomendamos no seguir leyendo. Pero si quieres conocer un poco más acerca de estos pequeños manjares, ¡no te lo pierdas!


Hojaldres de Astorga
Hojaldres de Astorga


Merles de Astorga (León)


Aunque quizá Astorga sea más conocido por sus hojaldres o sus mantecadas, los merles son uno de sus dulces típicos que merece la pena probar. Tan solo se realizan en la confitería La Flor y Nata, con una receta que se ha mantenido en secreto de generación en generación desde 1995.


Merles de Astorga
Merles de Astorga

Su apariencia sencilla (apenas una tartaleta de hojaldre rellena de crema) esconde un sabor inigualable. El mayor motivo de su éxito, junto a su exclusividad.


Eso sí, si quieres probarlos, ¡date prisa! Porque a las 14:00 suelen estar agotados.


Mantecados de Portillo (Valladolid)

Desde un buen vino de cualquiera de nuestras Denominaciones de Origen hasta un café después de comer. Cualquiera puede ser un buen acompañamiento para los deliciosos mantecados producidos en localidades vallisoletanas como Portillo, Aldemayor de San Martín o Arrabal de Portillo.


Mantecados de Portillo
Mantecados de Portillo

También conocidos como zapatillas, se elaboran a base de harina de trigo, manteca de cerdo, vino blanco, azúcar y clara de huevo. Una mezcla explosiva que ofrece un contraste de texturas desde la crujiente capa blanca que los cubre hasta el harinoso mantecado del interior. Sin olvidar, por supuesto, su sabor dulce y ese regustillo a anís que deja al final y que invita a repetir.


Sí, lo confesamos: Son adictivos.


Yemas de Santa Teresa (Ávila)


El origen de este típico dulce abulense cuenta con una historia muy peculiar, ya que se encuentr envuelto en una vorágine de misterios. Una de las leyendas sostiene que proviene de la gastronomía árabe y que se estandarizaron en España a raíz de la conquista musulmana. Mientras que, otra versión narra que estos delicados bocados provienen de la repostería monacal de origen artesano del convento Santa Teresa de Ávila antes de que se produjese la Reforma Carmelita.


Aunque en realidad solo se tiene constancia de su origen en el siglo XIX, en una pequeña confitería de Ávila, conocida como La Dulce Avilesa y renombrada por La Flor de Castilla.


Yemas de Santa Teresa
Yemas de Santa Teresa

Estas historias tan solo constituyen un atractivo más de estos famosos dulces, que muestran un inconfundible y llamativo color anaranjado, cuentan con una textura delicada que se funde con el paladar y tienen un gusto dulce en el que se adivinan matices de yema de huevo y canela.


Rebojo (Zamora)


Con permiso de la caña zamorana, el rebojo es uno de los dulces más populares que integran el recetario repostero de la provincia castellanoleonesa.


Rebojo zamorano
Rebojo zamorano

Se trata de un pan muy parecido al bizcocho, pero con un aspecto alto, señorial y rústico, que junto a una textura interior esponjosa y tierna, invita a hincar el diente solo con mirarlo. Además, no contiene ningún ingrediente extraño: azúcar, harina, levadura, mantequilla, huevos y ralladura de naranja o limón. Es decir, un postre de los de siempre, sencillo y sin ostentaciones. Y si lo acompañamos con un rico chocolate caliente, ya se convierte en una verdadera delicia.


Mantequilla (Soria)


La mantequilla soriana es un motivo de orgullo para los sorianos, a la vez que un deleite para el paladar de quien la saborea. Pero, ¿dónde radica su éxito? Tal vez en que se realiza a partir de leche procedentes de las razas de vacas frisona y pardo-alpina, siguiendo un proceso de elaboración totalmente artesanal.


Mantequilla de Soria
Mantequilla de Soria

Esto da como resultado un producto con una textura untuosa y delicada, que se deshace en la boca. Eso sí, hay dos versiones que dificultan más nuestra elección: dulce y salada. Nosotros os invitamos a probar las dos.


Chochos (Salamanca)


La singularidad de este dulce comienza en su llamativo nombre, que puede llegarse a confundir con los famosos altramuces (malpensad@s...). Su aspecto presenta una forma irregular y ovalada, que se asemeja a las peladillas y luce un color blanco inmaculado.

Chochos de Salamanca
Chochos de Salamanca

Su sabor rebosante de matices de canelas se puede considerar un auténtico pecado y consigue que no tenga que envidiar a otros postres más conocidos de la localidad charra, como el bollo maimón o las almendras garrapiñadas.


Postre del abuelo (Burgos)


¡Qué fácil es caer rendid@ a este elegante postre! Su nombre ya es evocador, pero su sabor lo es aún más. El famoso queso de Burgos conforma el eje central de esta delicia, que se acompaña de apetecibles ingredientes, como mermelada o miel.


Postre del abuelo
Postre del abuelo

El resultado es una propuesta que mezcla de manera magistral matices dulces y salados, ofreciendo una textura suave y fundente, trasportándonos a una experiencia multisensorial. Como las que tanto demandan en conocidos programas de televisión de cocina.


Socorritos de Cervera de Pisuerga (Palencia)


Su origen tiene un encanto especial, debido a que se concibieron hace más de 60 años, en un pequeño obrador de cafetería regentado por la familia Cabeza, donde Raquel, una de sus integrantes, diseñó un hojaldre tan fino y exquisito que sorprendió a vecinos y clientes. Tal fue la acogida de este producto que, tras su breve paso por un convento de clausura donde enseñó el secreto de su receta al resto de las hermanas, decidió tomar su antigua vida y, junto a su hermano Angeluko, ampliaron el negocio que pasó a denominarse Pastas y Hojaldres Uko.


Socorritos de Cervera de Pisuerga
Socorritos de Cervera de Pisuerga

Bonita historia, ¿verdad? Y lo mejor de todo es que estos riquísimos dulces siguen realizándose con harina, mantequilla, huevos, azúcar y sal, materias primas de la masa a la que se le da una vuelta una vez laminada para conseguir la “lazada” característica de la apariencia de los socorritos, nombre elegido en honor a la madre de estos reposteros.


Aviso: Cuidado al comerlos, se deshacen en la boca y puede que acabes un poquito embadurnad@ de azúcar glas. ¡Pero merece la pena!


Ponche (Segovia)


Ideado en 1926 por Frutos García Martín, el ponche segoviano se ha convertido en el postre más típico de la ciudad. Y, ¿en qué consiste? Es un trocito de bizcocho clásico, con un relleno de crema. Parece muy sencillo, pero su cubierta de mazapán y azúcar glas tostada con forma de rombos le dan un toque espectacular. Además, se puede comer tanto al merdiodía, como de merienda.


Ponche segoviano
Ponche segoviano

¡Ojo! Que es un postre de reyes. Se comenta que el monarca Alfonso XIII, que veraneaba en La Granja de San Ildefonso, se enamoró del ponche y ofreció a su creador a llevarlo a la Expo Universal de Barcelona, donde ganó la medalla de oro y se dio a conocer a toda la comarca. ¡No nos extraña!



Después de este "empacho", ya solo quedar probarlos y darnos a conocer si estáis de acuerdo con nuestra elección. ¿Echáis en falta alguno? Seguro que sí, porque nuestra región está repleta de sabrosos postres. ¡Qué difícil quedarse solo con uno!

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