Si por algo es conocida la comunidad de Castilla y León es por su gastronomía y comida típica, caracterizada además por su amplia variedad, la calidad de los productos y las materias primas de la zona.
El ser un lugar en el que predomina la ganadería, unido a un clima frío en invierno, provoca que predominen los guisos y los asados con carne, elaborados de manera muy casera y tradicional. Todo esto sumado a la paciencia y cariño con la que cada familia recrea las recetas a su manera, con sus trucos y secretos, convierten a la comida castellanoleonesa una de la más reconocidas, ya no solo a nivel nacional, sino alrededor de todo el mundo.
A continuación, recogemos algunos de los platos y los productos más populares de la cocina tradicional de la comunidad que no debes dejar de probar:
Sopa castellana
De origen humilde, procedente de los antiguos pastores de las tierras de Castilla, con los años se ha convertido en uno de los platos más populares de la gastronomía de Castilla y León.
Se trata de una sencilla sopa de ajo, que se elabora con ajos y pan, que se sofríen con un poco de jamón, una pizca de pimentón y aceite de oliva. Se echa todo en una olla con agua hirviendo, a la que se añade un poco de perejil y sal.
Para acabar se cascan unos huevos y se echan con cuidado de que no se rompan. Se deja hervir todo durante 10 minutos más y ya se puede servir, procurando que esté muy caliente.
Chuletón de Ávila
Se obtiene a partir de una chuleta de buey, vaca o ternera de raza Vileña-Negra ibérica, autóctona de Castilla y León. La calidad de sus carnes está tan valorada que en 1988 consiguió la Identificación Geográfica Protegida.
Se prepara a la parrilla y, generalmente, poco hecho. No le hacen falta aderezos, solo sal, aunque hay quien le añade tomillo para darle un toque diferente.
*Recomendación: Se debe ir con hambre, ya que el chuletón suele superar el kilo de peso.
Morcilla de Burgos
Puede sonar muy típico pero es inconcebible hablar de Burgos y no mencionar la morcilla. Un clásico de la gastronomía burgalesa que no solo hay que probar, sino también comprarla para degustarla en casa. Este producto tradicional se elabora tras la matanza con sangre de cerdo, cebolla y arroz.
Aunque, dependiendo de la provincia, la receta cambia. En el Bierzo, por ejemplo, la murciella se elabora a base de cebolla y sangre de cerdo, pero se come fuera de su tripa, es decir, que una vez frita con un poco de aceite se puede untar o comer cocida con potajes y arroces. Mientras que en Palencia hablan de morcilla de arroz y crema de morcilla borono, que es parecida a la de León.
Aunque la gran protagonista por su jugosidad y suavidad es la morcilla de cebolla horcal, la variedad autóctona que le da un sabor peculiar, con un punto dulce delicioso.
Lechazo asado
Son varias las provincias que incluyen el lechazo entre sus platos estrella, aunque destacan algunos como los de Valladolid o Palencia.
El lechazo es la cría de la oveja que todavía mama, por lo tanto su carne es muy tierna y rica. La forma más tradicional de cocinarlo es en una bandeja de barro, untado con un conjunto de ajos, agua y zumo de limón. Durante su cocción en el horno de leña, se sigue regando para que no se seque y quede crujiente por fuera y blando por dentro.
Esto acompañado por un buen vino de cualquier denominación de origen de la comunidad, lo convierte en uno de los platos más codiciados.
Hornazo de Salamanca
Lo podemos encontrar en cada panadería y comercia de alimentación de la capital salmantina. Nace como comida de pastores cuando salían con el ganado al monte, razón en la que radica su contundencia para poder realizar ese duro trabajo.
Y, ¿en qué consiste exactamente? El hornazo es una especie de empanada rellena de jamón, chorizo o lomo. La masa se elabora de manera casera, al igual que su contenido, para después hornear la preparación. Lo más común es tomarlo frío y es fácil de identificar por su masa en forma romboidal.
Torreznos de Soria
La provincia situada más al este de la Comunidad destaca gastronómicamente por sus ricos torreznos. Esta elaboración solo cuenta con un ingrediente y un paso: Freír el tocino con su piel hasta que quede crujiente y dorado.
Es una tapa o aperitivo imprescindible en cada bar y restaurante de la provincia, aunque en algunas ocasiones también puede aparecer como acompañamientos de otros platos más elaborados.
Botillo de León
Es el plato estrella de la comarca leonesa de El Bierzo. Acorde con el clima tan duro durante los meses de invierno, este guiso es lo suficientemente contundente para aportar calorías y no faltar en ninguna celebración.
La receta tradicional consiste en cocer y guisar lentamente costillas y rabo de cerdo con aderezos y especias como el pimentón y los ajos. Se pueden añadir otras carnes como espinazo, carrillera o lengua para otorgarle un poco de sabor o ponerlo en hojaldre para crear un plato diferente.
Arroz a la zamorana
En esta ocasión, el plato principal es el arroz, que en Zamora se prepara como un plato seco que incluye productos de la matanza y pimentón.
Para su cocinado, se realiza un sofrito de verduras al que se añade arroz y carne de la matanza, principalmente las zonas cartilaginosas del cerdo, como las manitas y las orejas. Su color tan característico lo aporta el pimentón.
Judiones de La Granja
Consiste en una variedad de judía blanca de grandes dimensiones que se cultiva en el Real Sitio de San Ildefonso, dentro de la provincia de Segovia. Su preparación ha dado lugar a un guiso típico de la zona que no falta en casi ningún restaurante.
Para su preparación, las judías se cuecen lentamente con chorizo, oreja y morcilla, sumado a diferentes aderezos, como pimentón, ajo o cebolla. De primeras puede parecer un plato común de judías blancas, pero su peculiaridad reside en que esta variedad de legumbres se deshace tras el guiso.
Cocido maragato
El origen de su nombre reside en la comarca de la Maragatería, lugar de donde es típico, dentro de la provincia de León. Como ocurre con los platos anteriores, esta comida contiene un gran nivel calórico, ya que se utilizaba para alimentar a los trabajadores del campo en una sola comida.
En líneas generales, consta de los pasos de otros cocidos, es decir, sopa, verdura, garbanzos y carne. Pero su peculiaridad reside en el orden que siguen: En el cocido maragato se comen primero las carnes, luego las verduras y los garbanzos, para acabar con la sopa.
Patatas revolconas
También denominadas patatas revueltas, meneadas o removidas, consisten en un plato de puré de patatas con gran sabor y muy potente para el invierno. Se preparan con patata, ajo y pimentón y se pueden adornar con unos ricos torreznos para darle todavía más contundencia.
El pimentón le proporciona un color rojo y un aroma especial. Además, el contraste de texturas entre el crujiente cárnico y la masa caliente de la patata es una de las características de este plato.
En esta región será fácil probarlos porque en ocasiones las sirven como tapa con un vino o cerveza.
Si, tras leer este artículo, te ha entrado un pequeño hormigueo en el estómago, no dudes en acercarte a cualquier municipio de la comunidad. Estas son nuestras recomendaciones pero, ¿se te ocurre alguna más que no debería faltar en esta lista?
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