Hace casi 800 años, un par de semanas antes de la Navidad del año 1223, San Francisco de Asís representó en Greccio (Italia) el nacimiento de Jesucristo con la ayuda de la gente del lugar. Escogió una cueva y montó allí un pesebre erigiendo una figura de piedra que representaba al niño Jesús y llevó a su lado a un buey y una mula reales. La leyenda segura que cuando el santo tomó en brazos al niño de piedra este cobró vida al instante.
Aquel gesto de San Francisco de Asís se convirtió en una tradición navideña en toda Italia y en el siglo XVIII el monarca español Carlos III importó esta costumbre italiana instalando en el Palacio Real el llamado 'Belén del Príncipe'. Así nació una tradición de siglos que hoy perdura y que ha ido evolucionando. Aunque en todos los misterios aparecen representados el Niño Jesús, la Virgen María y San José, cada belén es diferente y único porque cada belenista elige las figuras, la forma de disponerlas, los materiales, el entorno y las piezas.
Uno de esos belenes únicos es el que, del 17 de diciembre al 7 de enero, se puede contemplar en la iglesia de El Salvador de Arévalo. En este misterio, realizado por el joven arevalense Fran Ramos, están perfectamente representados algunos de los monumentos más característicos de Arévalo.
“Siempre me ha gustado visitar belenes y hace años vi que alguno incorporaba monumentos de su ciudad y yo quería integrar partes de Arévalo para que la gente lo reconociera, que fuese diferente y único”, recuerda.
Así empezó un proceso de creación “muy complejo” y de muchos años. Empezó construyendo, con todo lujo de detalles, el Arco del Alcocer y las puertas de la muralla (que actualmente no se conservan) sacando las escalas de los libros de Ricardo Guerra y de Luis Cervera. De esta forma, año tras año, fue incorporando otros lugares simbólicos como las construcciones castellanas de la plaza de la Villa o la fuente de los Cuatro Caños.
A lo largo de los próximos años, avanza Fran Ramos, quiere incluir en este Belén más construcciones típicas de Arévalo, como la ermita de La Lugareja, también la de la Caminanta y el castillo de la capital de La Moraña.
También tiene en mente incluir personajes ilustres como Isabel la Católica o fray Juan Gil. De hecho en el año 2016, con motivo del IV Centenario de la muerte de Cervantes, incluyó en una escena a Fray Juan Gil, libertador de Cervantes, acompañado del propio autor de El Quijote.
Una pasión que se remonta a su niñez
“Desde muy pequeño mi padre me inculcó la pasión por los belenes. Comencé montándolo en el salón y acabé poniéndolo en el sobrao de mi casa, donde de hecho iba gente de Arévalo a verlo”, recuerda Fran Ramos. Un año decidió apuntarse al concurso que organizaban los Salesianos de Arévalo, consiguiendo el segundo puesto en esa primera ocasión y resultando ganador durante siete años consecutivos. “Aquel último año el Ayuntamiento de Arévalo me propuso hacer el belén que iba a representar a todos los arevalenses y estuve diez años haciéndolo hasta que, por circunstancias, me sustituyeron de ese cargo”.
En 2020 Fran Ramos planteó a los párrocos de Arévalo la posibilidad de montar en la parroquia ese belén que tenía en su casa y que cada año iba creciendo en número de figuras hasta las 300 actuales. Y el sueño se hizo realidad aquel año y se vuelve a hacer posible en este 2021, en el que podemos ver un diseño totalmente nuevo. “Destaca una montaña muy elaborada con infinidad de huecos y una cascada. También hemos proyectado una aurora boreal sobre la cúpula de la capilla en la que está instalado el belén”, detalla.
Este año el Belén tiene una dedicatoria muy especial y es que el Niño Jesús lleva en su mano una mariposa azul que ha realizado Iván Antonio Enríquez. “Este año ha fallecido mi abuela, quien me animaba con esta pasión de los belenes, y por eso he querido representarla de alguna forma”.
Un proceso de creación muy complejo
“Me considero belenista y es un trabajo en el que tienes que saber de todo”, resalta Fran Ramos, quien explica que aprendió a través de páginas como Foro belenismo y también con vídeos. “Pero sobre todo es la maña que tenga uno mismo”. Y es que, por ejemplo, para la torre del Alcocer estuvo trabajando un mes ya que tal y como se puede apreciar lleva muchos ladrillos hechos uno a uno con todo lujo de detalle. Otra de las construcciones que le llevó gran trabajo fue la fuente de los Cuatro Caños.
El fruto de este gran trabajo es visible estos días, hasta el 7 de enero de 2022 en horario de 12 a 13 y de 17 a 19 horas, en la iglesia de El Salvador de Arévalo. Un belén mudéjar cuidado al detalle, realizado con mimo y con mucha dedicación. Disfrútenlo.
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