top of page
  • Foto del escritorRaquel González

Ribadelago, un pueblo marcado por la tragedia

Escalofrío. Esa es la primera reacción que surge al pisar las calles de este pueblo zamorano. Sus tejados hundidos, las vigas partidas, los montones de escombros acumulados de las casas totalmente inhabitables, todavía nos ofrecen una idea de lo que pudo ser hace tan solo unas décadas, cuando sus 532 habitantes no se podían imaginar lo que les iba a ocurrir.


Ribadelago
Ribadelago

¿Una catástofe que se podía haber evitado?


Todo sucedió en la madrugada del 9 de enero de 1959, cuando el casco urbano de Ribadelago fue arrasado e inundado por la riada que se originó tras la rotura de la presa de Vega de Tera.


El embalse era un pequeño aprovechamiento hidroeléctrico situado en el curso del río Tera, que formó parte de un sistema más amplio de lagos artificiales y canales denominado salto de Moncabril. En la fatídica noche, un sector de más de 150 metros de longitud del muro de contención de la presa se derrumbó, dejando escapar casi 8 millones de metros cúbicos de agua embalsada.

"Las gentes que pueden abandonan sus hogares desnudas, semidesnudas y sin pertenencias; y aterrorizadas huyen de la muerte buscando el campanario, los tejados, las copas de los árboles y la altura de los peñascos que, por suerte, abundan por doquier en Ribadelago"

El pueblo, que se encontraba tan solo a 8 kilómetros, fue rápidamente alcanzado sin dar tiempo a los vecinos a escapar. Como se puede observar todavía a día de hoy, muchas de las edificaciones acabaron destruidas y tan solo se recuperaron 28 de los 144 cuerpos desaparecidos entre las aguas del lago de Sanabria.


Homenaje a las víctimas de la catástrofe de Ribadelago
Homenaje a las víctimas de la catástrofe de Ribadelago

Según testimonios de trabajadores del embalse, las instalaciones tenían graves deficiencias estructurales como consecuencia de una mala construcción. Además, los informes periciales que se presentaron en el juicio fueron concluyentes: La rotura de la presa se debió a la baja calidad de los materiales utilizados, que no lograron aguantar la presión, las bajas temperaturas y las fuertes precipitaciones de las fechas precedentes.


"Todos sabían que la presa no estaba terminada, que tenía fisuras, pero aun así la colmaron de agua. Fue un disparate".


Una España solidaria


Tal fue el alcance de esta catástrofe, que en pocos días se llegaron a recaudar 12 millones de pesetas en donativos y otro más en un partido benéfico de fútbol disputado entre un equipo conformado por jugadores del Real Madrid y el Atlético de Madrid y el Fortuna de Dusseldorf. Además, el régimen franquista anunció la indemnización de 95.000 personas por hombre fallecido, 80.000 pesetas por mujer y 25.000 por niño. Pero, en realidad, la mayoría no llegaron a cobrarse nunca.

Estados Unidos envió leche en polvo, mantas, comida deshidratada, personal sanitario, tiendas de campaña… tomándose aquel episodio como lo que en realidad era: una catástrofe humanitaria en un país subdesarrollado.

Ribadelago
Ribadelago

División de Ribadelago en dos


En aquel entonces, Ribadelago fue adoptado por el jefe del Estado, que encomendó su reconstrucción al Ministerio de la Vivienda. Finalmente, se optó por construir unos kilómetros más abajo del río un nuevo pueblo, que durante un tiempo se llegó a denominar Ribadelago de Franco. Este se conoce en la actualidad como Ribadelago Nuevo y en aquella época sirvió para realojar a los supervivientes que perdieron su hogar.

Aun así, algunos vecinos continúan hospedándose en el antiguo municipio, que conserva muy pocos vestigios de lo que fue en su día, como el campanario de su iglesia. El monumento de homenaje a las víctimas y las lápidas que pueden observarse alrededor del municipio recuerdan lo que acaeció en la noche señalada y que marcó un antes y un después en la provincia zamorana.

Rutas en sus alrededores

A pesar de que no se ha podido reconstruir la mayor parte del municipio, tanto la parte nueva como la más antigua cuentan con rutas alrededor de ellas dignas de recorrer.

Cañón del Tera y Cueva de San Martín (Senda de los Monjes)

  • Distancia: 15,7 kilómetros

  • Tiempo estimado: 6 horas

  • Punto de salida: Ribadelago Viejo

  • Ciclabilidad: No

  • Dificultad: Alta

  • Época recomendada: Todo el año

Se pueden tomar diferentes opciones a la hora de realizarla. Si se prefiere la circular por San Martín de Castañeda, hay que continuar por la carretera hasta un pequeño pozo, donde unos metros más adelante ya se sitúa un cartel con la dirección a seguir. Durante el camino se puede disfrutar de bonitas vistas del lago de Sanabria, además de la Laguna de los Peces, también de origen glaciar. Otro punto interesante es el Cerro Teleno, primero entre escobas y brezos. Cerca se encuentra su máxima cota (1628 metros), hasta continuar por un suave descenso que ofrece las mejores vistas del Cañón del Tera.



Ribadelago
Ribadelago

También se puede observar la Cueva de San Martín, donde el río Tera forma un pequeño salto de agua: Un lugar privilegiado para realizar un descanso. En el descenso hay que estar atentos, porque en un principio se deja el río a la derecha, pero pasado un tiempo, se debe cruzar el cauce para continuar el descenso con el río al lado izquierdo.

Ruta Circular Lago de Sanabria


  • Distancia: 13,4 kilómetros

  • Tiempo estimado: 5 horas

  • Punto de salida:Viejo

  • Ciclabilidad: Sí

  • Dificultad: Baja

  • Época recomendada: Todo el año

Esta ruta se desarrolla por los parajes que circundan el Lago de Sanabria. Durante la misma se puede disfrutar de bonitas panorámicas del paisaje desde diferentes niveles de altura. Además, os recomendamos realizar una parada en San Martín de Castañeda para visitar su monasterio cisterciense, declarado Monumento Histórico Artístico; O la Casa del Parque Natural, que recoge los valores que atesora la zona.


Ribadelago
Ribadelago

Lo más destacable de esta senda son los paisajes del entorno del Lago de Sanabria y la recuperación del robledal y el bosque de ribera de los antiguos campos de cultivo, prados y pastizales, como consecuencia de la reducción de la actividad agraria.



Pasear por las calles arrasadas de Ribadelago significa volver al pasado. Un pasado duro y difícil de asimilar. Cada rincón recuerda la pérdida de decenas de vidas que no se esperaban fallecer de una manera tan repentina. Heridas que nunca terminan de sanar y que nos llevan a valorar todavía más las historias que atesoran cada uno de nuestros pueblos y que no debemos dejar atrás.


Cómo llegar



bottom of page