En la provincia de Valladolid existe una pequeña villa llamada Palazuelo de Vedija que compartimos 210 habitantes, quienes nos reunimos en diversos lugares. En los bares, en lo que nosotros conocemos como La Torre; en El Cantico, que es donde pasan las horas nuestros mayores y son unos de los monumentos que podemos destacar, junto con el monumento a los caídos, a la vaca enmaromada y al marranero.
Ya que, la cría del cerdo tiene una larga tradición, pues antiguamente la mayoría de las personas se dedicaban a la ganadería porcina y es por lo que Palazuelo era conocido como el pueblo de los Marraneros. También cabe destacar el Palacio de los Cuadrilleros y la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.
Una tienda, dos casa rurales, un consultorio médico y una escuela infantil y primaria son los servicios que ofrece Palazuelo de Vedija, pero no solo de servicios disponemos; dos museos, a la vaca enmaromada y a la fiesta de la matanza, además de una zona de ocio, hace de Palazuelo un centro social para cualquiera que quiera acercarse a este humilde pueblo.
El invierno es la etapa más dura del año, es un pueblo totalmente distinto. Salgas a la hora que salgas, es muy difícil que te encuentres a alguien por la calle, ya que la gente está en sus casas refugiándose del frío. Pero si quieres ver a alguien, el punto de encuentro es el bar, por lo que los que vivimos durante todo el año sabemos cómo es realmente vivir en un pueblo como Palazuelo y podemos disfrutar de la tranquilidad que nos ofrece. Todos esperamos con ganas la llegada de la fiesta de La Matanza, que se celebra el segundo sábado de febrero para recordar la tradición. Se acompaña la fiesta con bailes tradicionales, jotas. Otras fiestas en las que el pueblo se reúne son San Isidro Labrador y El Día del Señor.
Con la llegada del verano, las calles se llenan de gente y de alegría. Hay gente a la hora que sea por la calles, los niños salen a jugar a la plaza del pueblo, dar paseos pasa a ser algo habitual, se practican deportes como el fútbol, el frontón o el baloncesto o deportes autóctonos como la tanga o la calva en lo que nosotros llamamos La Pista. En definitiva, hay ganas de disfrutar de un verano en el pueblo y de estar con tus amigos, a los que no ves habitualmente, y de compartir experiencias con ellos.
Las actividades que el Ayuntamiento organiza para todas las edades hacen del verano una etapa divertida y que merece la pena pasar en Palazuelo. Las actividades aumentan con la llegada de la Semana Cultural o la Fiesta de la Asunción organizada por la Asociación Cultural Marrandiel. Gracias a la que podemos disfrutar de muchas actividades de ocio en las que gente de todas las edades puede participar: una marcha ciclista y para caminantes, un concurso de dibujos, una exposición, juegos infantiles organizados por la gente joven del pueblo y juegos autóctonos, jornadas gastronómicas, charlas y, el 15 de agosto, en honor a la Virgen de la Asunción, misa, cena y baile.
Podríamos decir que el verano termina el 22 de septiembre con la celebración de las fiestas de San Mauricio. A destacar las vacas enmaromadas que recorren sus calles durante las tardes de fiesta y que es un ancestral rito que se viene celebrando desde hace siglos en Palazuelo de Vedija. Cuenta la historia que esto se hacía para llevar las vacas a los mataderos de los pueblos. Al llegar al pueblo, el peligro era eminente si el animal estaba suelto a su suerte, por ello, se las enmaromaba. Posiblemente muchas de ellas serían las antecesoras de los que hoy conocemos como ‘vitorinos’, las vacas de Albaserrada, de las que procede este hierro, pastaron durante años en sus prados.
Hoy se las enmaroma por tradición, para recordar ese tiempo y para que el pueblo y los más nostálgicos se reúnan en torno a un mismo motivo ‘La vaca enmaromada’. Mucha gente cuenta que nunca se les olvidarán las tardes, en las que con apenas diez años, corrían por las calles de Palazuelo con la vaca enmaromada; subidos en cualquier ventana y esperando a que la vaca echara a correr para bajarse de allí. Han llegado a tenerla bajo sus pies, pisando la testuz y esa sensación de adrenalina nunca se les olvidará.
Unos cuantos años después, el recorrido se ha mejorado, incluyendo un vallado para mayor seguridad y evitar que la vaca pasee a su antojo. Tres cohetes anuncian la salida de la primera a las calles, los nervios van aforando tras cada cohete hasta que la ves bajar hacia el mirador que lleva su nombre. Entonces te toca tirarte al vacío si no quieres que te arrolle, mientras se enmaroma la siguiente en los corrales.
Carreras y más carreras, algún que otro quiebro para esquivar la embestida y a seguir zapateando que la vaca no espera. Los cortes no están bien vistos y es que siempre se han corrido las vacas y se las ha respetado. Una caída significa la caída de las fiestas y que la vaca no resista más carreras. Si unas fiestas tengo marcadas en el calendario, esas son el veintidós de septiembre: ‘San Mauricio’, patrono de Palazuelo de Vedija.
Palazuelo de Vedija es un pueblo donde merece la pena vivir, no solo donde pasar el verano. Con unas grandes fiestas, con unas tradiciones únicas, con unas magníficas vistas… Y lo mejor de todo: la gente con la que convivimos que hace que todo esto sea posible.
Artículo escrito por:
María Antolín @maaf_95
Silvia Badás @silvia_badas
Casandra Asensio @AsGomez96
Alberto Badás @badas14
Sergio Pérez @sergipalazuelo
Sara Fernández @Sara_palazuelo
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