Entre los términos municipales de Almenara de Adaja y Puras, justo en el límite con la provincia de Segovia, se ubica la villa romana de Almenara-Puras cuyos restos datan del siglo IV. Una parada obligada para todos los amantes de la historia que se debe completar con una visita a las dos localidades vallisoletanas que dan nombre a esta villa romana.
A tan solo 2,4 kilómetros y en dirección a Madrid se ubica Almenara de Adaja, un pequeño pueblo inmerso en la comarca de Tierra de Pinares. Por el oeste de la localidad, en la que predominan las casas de adobe y ladrillo tosco, discurre el río Adaja que procedente de la Tierra de Arévalo avanza hacia el río Duero.
Con respecto a su patrimonio destaca la iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Asunción que cuenta con un bello ábside de ladrillo y piedra sobre el que se levanta una especie de campanario. En el exterior del templo es notoria una cruz de piedra mientras que en el interior podemos apreciar algunos retablos.
A apenas 5 kilómetros encontramos la segunda localidad que da nombre a la villa romana de Almenara-Puras. Precisamente desde la misma N-601 por la que llegaremos a Puras se puede apreciar la esbelta torre con un pináculo negro de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Este templo, del siglo XVI y de ladrillo, guarda como sus tesoros más preciados las imágenes de San Roque y San Isidro, que fueron robadas y recuperadas en Lisboa.
Destaca también, a la salida del pueblo, una cruz de piedra con un Cristo tallado; mientras que en el propio casco urbano se ubica una fuente del siglo XIX, compuesta por un arco de ladrillo tosco y canto rodado del que sale agua hasta un pilón.
Almenara de Adaja y Puras “comparten” algo más que la villa romana de Almenara-Puras, ya que ambas localidades esperan ser descubiertas como así ocurrió en 1942 cuando comenzaron los primeros trabajos arqueológicos en la villa romana mejor conservada de toda la provincia vallisoletana.