Dentro de la Lista Roja de Patrimonio en Peligro desde 2007, se encuentra esta fortaleza bajomedieval, situada a las afueras del pueblo y muy cerca de la iglesia principal.
No es difícil acceder a él y su imagen impresiona. Las cigüeñas y distintas especies de aves marcan el camino para llegar hasta la que desde hace años consideran su casa, pero que muchos años atrás fue hogar de ilustres personajes históricos.
En un primer momento tuvo una finalidad militar, ya que el Almirante de castilla Fadrique Enríquez lo mandó construir a mediados del siglo XV, tras recibir la villa por donación de Juan II de Castilla. Más tarde, pasó a manos de la Casa de Alba gracias al matrimonio de doña María Enríquez, hija del Almirante, con el primer duque de Alba. Aunque a finales del siglo XVIII ya pertenecía a la marquesa de Villafranca, quien en 1797 autorizó a los vecinos a colocar en su torre campanas de la parroquia “por hallarse de inmediato a la capilla que ha construido dicha villa”.
El castillo cuenta con pequeñas dimensiones y, de estilo gótico, consta de una torre de planta cuadrada y rodeada por un doble recinto. Lamentablemente, se conserva poco de la barrera exterior, semiderruida y cuyos tramos se hallan muy desgastados. Fue construido a base de mampostería y sillería, mientras que su muralla, los muros interiores y la torre se ejecutaron en cal y canto, ante la falta de piedra de talla en la zona.
Observando su lamentable estado actual, cuesta imaginar que el castillo se encontraba rodeada de un foso con agua traída desde el río Esla, a través de un túnel de 2 kilómetros de longitud. La entrada al túnel se sitúa en la parte inferior de una de las paredes de la Torre. Es una especie de semicírculo tapado con tierra, de manera que hace que sea imposible entrar por él.
En definitiva, el Castilllo de Villapadierna es una muestra más de cómo el paso del tiempo ha ido haciendo mella en los monumentos y fortalezas de nuestra Comunidad. Incluso en aquellos que en algún tiempo pasado se consideraban indestructibles. Diferentes hechos históricos o quizá, simplemente, la dejadez de su cuidado ha logrado convertir este fortín en ruinas y hogar para aves.