Aventuras, venturas y desventuras de un cazador a rabo, el libro de título más largo de los de Miguel Delibes.
Libro de caza, muy típico del escritor. Un libro real, un diario verdadero en el que Delibes nos cuenta sus cazatas entre 1971 y 1974. En aquellos años la famosa sentencia del escritor de que Lorenzo, el protagonista de Diario de un cazador, era su yo pero un yo rebajado había tenido respuesta en forma de petición. Le pedían al escritor que escribiera un libro de caza sin rebajas. Y así lo hizo. Redactó este libro cinegético de tres años de caza con su cuadrilla habitual. Este libro de título tan largo lo publicó Delibes con la editorial Destino en 1977. Es el libro de caza anterior a Las perdices del domingo. Se trata de un diario cinegético en el que el escritor cuenta sus salidas al campo en pos de las perdices de Quintanilla y Boecillo, los faisanes de Peñafiel o los raposos de Olmedo entre los años 1971 y 1974. A partir de sus pequeños cuadernos de caza en los que anotaba con meticulosidad qué, dónde y con quién había cazado cada domingo, surge este libro en el que Delibes también describe las distintas elevaciones del terreno de la provincia de Valladolid.
La ruta que proponemos con este libro, la 5ª ya, transcurre desde Olmedo hasta Peñafiel y, bordeando el Esgueva y el Duero, finaliza en Castromonte, ya cerca de Medina de Rioseco. Para finales de marzo (semana arriba semana abajo) se presentará todo esto en La Santa Espina. La Diputación de Valladolid quiere hacerlo coincidir con el 125 aniversario de la llegada de los Hermanos de La Salle a este lugar. Allí estuvieron muchos años dando clase a pequeños y mayores.
Añadimos a esta presentación la colocación de la primera D gigante de 900 kg. como símbolo del paso de las rutas por esa localidad. Será una colocación solemne, de esta mole que además llevará la cita de Delibes en la que nombra la localidad. Una D que en los próximos meses se multiplicará por los pueblos de la provincia que forman las rutas. Delibes va a tener su sello en la provincia de Valladolid. Un sello rural, como su lenguaje, que va a unir literatura y campo, escritor y provincia.