Su estilo llama la atención por la época de su construcción. San Miguel de Escalada, situado en el municipio leonés de Gradefes, agrupa, tanto en su interior como en su parte externa, una combinación de estilos muy particular que convierten a este monasterio en un lugar muy especial.
Introducción histórica
Según consta en la inscripción fundacional, San Miguel de Escalada se fundó a finales del siglo IX, durante el reinado de Alfonso III de Asturias, por un grupo de monjes cristianos cordobeses. Estos estaban dirigidos por el abad Alfonso y asentaron el templo sobre los restos de una iglesia visigoda dedicada la arcángel San Miguel.
Este grupo de religiosos, con el apoyo de la monarquía asturiana repoblaron el antiguo monasterio reconstruyendo la iglesia existente. Aunque, debido al crecimiento de la comunidad, acabaron levantando en un solo año un templo nuevo (lo cual llama la atención también debido al tamaño del edificio y la calidad de su decoración esculpida). Finalmente, fue inaugurado el 12 de diciembre de 913 por el Obispo Genadio.
Estilo
El monasterio, localizado además en pleno Camino de Santiago, marcó el cambio definitivo de estilo en el arte altomedieval español, ya que, en líneas generales, es una basílica romana en miniatura.
Para entender su estilo, hay que remontarse a su origen, debido a que llaman la atención los elementos propios de la arquitectura musulmana (como los arcos de herradura) en una zona que prácticamente siempre fue territorio cristiano. Esto se debe a que la invasión musulmana de 711 no implicó una sustitución demográfica, sino una toma del poder político y, con ella, la capacidad de cobrar impuestos a los sometidos. Pero durante un brote de intolerancia, el abad Alfonso obtuvo el permiso y tierras para asentar el monasterio por parte del rey García I de León. La comunidad inmigrante llevaba 200 años viviendo bajo administración islámica y había asimilado su forma de construir, lo que llevó a la curiosa mezcla arquitectónica de la iglesia.
La disposición general del edificio es, como se indica anteriormente, la de una basílica romana, con tres naves separadas por muros apoyados en columnas: la central más alta para facilitar la iluminación lateral mediante unas ventanas cerradas con placas de alabastro. La técnica de construcción es pobre, en mampuesto pequeño, excepto en las esquinas, la capilla principal y el pórtico, hechos a base de sillares en hiladas. Sus muros son de muy poco espesor, indicativo de que desde el inicio de su construcción se desechó abovedar las naves.
Pero lo que convierte a San Miguel de Escalada en el exponente fundamental del mozárabe leonés es la calidad y cantidad de su decoración esculpida, que ayuda a recorrer el camino trazado por la escultura mozárabe, desde sus orígenes basados en el arte visigodo con influencias de los tipos de capitel propios del último periodo asturiano, hasta la plenitud de los talleres mozárabes en el reino de León. En la técnica de construcción de sus arcos se puede observar un gran contraste con la utilizada en el resto del edificio. Y es que, a pesar de su complicada forma, demuestran una técnica muy depurada, solo comparable en la España de esa época con la de la Mezquita de Córdoba.
Precisamente su pórtico exterior, conformado por esta serie de arcos de herradura califales, tuvo varias funciones, especialmente de tipo funerario, aunque también penitencial, debido a que los que no podían acceder a la iglesia debían permanecer en el pórtico durante la celebración de las misas. La presencia de pórticos laterales en la arquitectura asturiana y mozárabe se prolongó durante décadas con gran éxito en el románico. De este estilo es la gruesa torre que se encuentra en el lado sur y de la que sobresalen los ventanales ajimezados.
Bases sobre una iglesia visigoda
En 1050 se renovó la fundación, abriéndose la puerta por la que se accede al templo en la actualidad. Con la Desamortización, las últimas posesiones del monasterio fueron apropiadas y ya en 1968, durante unas excavaciones, aparecieron en el subsuelo de la capilla románica, los cimientos del ábside de la primitiva iglesia visigoda.
Unos años antes, en 1886, fue declarada Monumento Nacional, tras una primera campaña de restauración, a la que siguieron otras dos a finales del siglo XIX.
En definitiva, San Miguel de Escalada supone un monumento digno de admirar y de visitar. Coronando los rellanos de una loma, divisando las tierras de ribera de la margen derecha del río Esla y cerca del Camino de Santiago, este lugar se convierte en un paisaje evocador, con espectaculares chopos que marcan el carácter del paisaje de lo que fue la vía romana que unía Astorga y Sahagún. Esta comunión entre arquitectura, historia y geografía convierten a dicho templo en una parada obligatoria para cualquier amante del arte y la belleza.
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