Así es, aunque parezca un anacronismo, los Reyes Católicos tuvieron su tradicional luna de miel después de su desposamiento en la ciudad de Valladolid. Y no fueron muy lejos. Su destino, el castillo de la localidad de Fuensaldaña, a poco más de 8 kilómetros de la ciudad del Pisuerga.
Los Reyes Católicos se casaron clandestinamente en el palacio de la familia de los Vivero, en la ciudad de Valladolid, un 19 de octubre de 1469. Pero, fue el castillo que esta misma familia tenía en propiedad en la cercana población de Fuensaldaña donde pasaron los primeros días de su matrimonio. La elección de dichas propiedades para tan histórica ocasión, fue la proximidad que los Vivero tenían al poder y su apoyo a Isabel la Católica en su ascenso al trono.
Y aunque está fue una de las efemérides más importantes para el castillo, no fue la única. Su magna estructura, que sigue los cánones de la Escuela de Valladolid, nunca contó con una gran guarnición y fue tomada en la rebelión de los comuneros con facilidad. Después de siglos de decadencia, en 1983 fue restaurada por la Diputación de Valladolid con la intención de convertirse en un Parador, una función que nunca llegó a tener tras ser cedido a la recién constituida Junta de Castilla y León en 1983 para ser sede de las Cortes durante cerca de 25 años.
Finalmente, en 2007, se trasladan las Cortes a la capital vallisoletana en un edificio más moderno y mejor adaptado a su ocupación, y tras varios años de incertidumbre, la fortaleza de Fuensaldaña resurge, ni más ni menos, como Centro de interpretación de los castillos, para resaltar así, uno de los emblemas más representativos del devenir histórico de Castilla y León.
Qué ver de Fuensaldaña
1. Iglesia Parroquial de San Cipriano, de origen gótico-mudéjar del siglo XIII
2. Castillo del siglo XV de la Escuela de Valladolid, ahora Centro de interpretación de los Castillos.
3. Gastronomía: bodegas y vinos de D.O. Cigales