Existe un dicho que cuenta que "una sola rama puede romperse, pero una gran cantidad de ramas es muy fuerte". Y de forma literal se lo tomaron en Cuéllar con la iglesia de El Salvador, que con sus cuatro contrafuertes brotando del ábside mudéjar, mantienen el templo en pie, y le otorgan una singularidad y simbolismo que la distingue de las demás iglesias de la zona.
Situada extramuros de la ciudad, en uno de sus arrabales se levanta esta iglesia de estilo románico-mudéjar, cuya fabrica data del siglo XII, aunque como muchas de las iglesias cuellaranas, sufrió una reforma barroca que le dio la forma que actualmente podemos ver. Esta transformación modificó la primitiva cubierta mudéjar por una de cañón de yesería, y la bóveda románica de la cabecera fue reemplazada por una cúpula de gran peso.
Este peso añadido obligó a construir cuatro contrafuertes similares a los arbotantes góticos que sujetan el ábside y estabilizan la estructura de todo el templo, que además cuenta con la más esbelta torre de Cuéllar, una gesta que le añade todavía mayor atractivo.
Y aunque esta villa segoviana cuenta con numerosas iglesias y monumentos -destacando su imponente castillo- si visitáis Cuellar no dudéis en desviaros del casco viejo y pasaros a observar esta curiosa iglesia, merecerá la pena.
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