La provincia de Valladolid, la única provincia española rodeada solo y totalmente por otras de su misma comunidad autónoma y que carece absolutamente de montañas, puede presumir de un rico patrimonio histórico y cultural, una deliciosa tradición gastronómica y vinícola, además de bellos rincones naturales. En lo que se refiere a la capital de la provincia de Valladolid, su señorial Plaza Mayor, su catedral, la nobiliaria Plaza de San Pablo, el Museo Nacional de Escultura, la Iglesia de Santa María de la Antigua, la Universidad o la Casa de Cervantes, son solo algunas de las visitas imperdibles.
Más allá de la capital que vio nacer a Felipe II, Miguel Delibes, José Zorrilla, Jorge Guillén y Concha Velasco entre otros muchos, la provincia vallisoletana es un destino muy apreciado por los amantes de la Historia, la cultura, la gastronomía y la enología. Los amantes de la Historia disfrutarán recorriendo los municipios que protagonizaron espectaculares batallas, conquistas y hechos decisivos para nuestro país. El Castillo de Peñafiel, el de La Mota en Medina del Campo o el de Torrelobatón, nos ofrecen una verdadera enciclopedia al aire libre de nuestra Historia.
No dejes pasar la oportunidad de acercarte a algunos de los pueblos con más encanto en Valladolid como Simancas, Olmedo, Tordesillas, Peñafiel, Medina del Campo o Medina de Rioseco. Otras localidades, que seguro te sorprenderán, son Urueña, Trigueros del Valle, Íscar, Fuensaldaña, Wamba, Cigales, Tiedra o Torrelobatón.
La provincia de Valladolid te invita a recorrer pueblos cargados de historia, saborear su rica gastronomía y brindar con un buen vino.
¿Empezamos?
¿Por qué visitar Valladolid?
La intensidad de lo sorpendente
En su vasta extensión cuenta con muchos caminos por andar....
Todo es empezar.
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Castilla y León
¿Por qué visitar Castilla y León?

¿Por qué visitar Castilla y León?
Castilla y León, si hubiera que definirla con una sensación sería con la de "intensa”, porque nada en esta tierra es por azar y explorarla es someterse a la intensidad que produce lo sorprendente.
Su situación geográfica al noroeste de la península y su extensión a lo largo de sus casi 95.000 kilómetros cuadrados, le permite atesorar un sinfín de atractivos baluartes para quienes sientan curiosidad por conocerla. Tiene historia y patrimonio a cada paso. Cada muro de piedra antiguo que se mantiene digno, susurra ecos de tiempos de batallas, de cobijo para la espiritualidad monacal o de culto religioso para el pueblo.
Si hablamos de paisaje y naturaleza, Castilla y León es, por mérito propio, exuberante. Parques y reservas naturales con altas cumbres y valles de cuento; cascadas, ríos, lagos y embalses con el agua abriendo en dos una vegetación voluptuosa y vigorosa que invita a senderistas y montañeros a ser explorada y conquistada.
Tierra salpicada de castillos, monasterios, iglesias, murallas, la lista es extensa si se pretende enumerarlas porque da clara evidencia de todas las influencias culturales, artísticas y arquitectónicas que han acogido estas tierras y que le han hecho ser, sin complejos ni vagas pretensiones, una comunidad abierta y acogedora, pero conservando ese carácter noble y riguroso que también se ha forjado por los modos de vida y los rigores de una climatología a menudo dura y algo extrema.
Ofrece un turismo de interior atractivo y capaz de llegar a un turista ávido de experiencias de muy diferente índole. Tiene paradores nacionales en los que experimentar una perspectiva diferente en un marco incomparable. Infinidad de alojamientos y casas rurales que permiten vivir durante unos días en un lugar con otros modos de vida a quienes busquen tranquilidad y disfrutar de la naturaleza y su rica cultura y gastronomía